Según Aristóteles la ética la hace ampliando extraordinariamente el horizonte problemática y casi no hay dominio del saber de su tiempo que le sea ajeno. La naturaleza de la ética se perfila progresivamente el principio epistemológico tanto en el plano histórico como el psicogenético.
Se puede decir que la naturaleza de la ética más que la ciencia práctica es una prudencia inteligente; una virtud propia del entendimiento práctico, es decir una prudencia que se orienta a la realización del bien supremo del hombre.
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